«Because the times they are a changing» cantaba Bob Dylan hace una eternidad y aunque nosotros tenemos la mala costumbre de vernos siempre estupendos, la verdad es que el tiempo pasa y las circunstancias cambian. Para nosotros las cosas han cambiado con la llegada a nuestras vidas de Asier, quien con su escaso año y medio de vida se ha encargado de dar la vuelta a muchas cosas, entre ellas la manera de enfocar las excursiones.
Aprovechando que celebramos nuestra tradicional castañada en el CER, no perdimos la ocasión para hacer nuestra primera excursión con Asier en el caparazón, acompañados por un montón de amigos. La ruta nos llevó desde la casa de colonias de Sant Pere de Rius en Pineda, hasta la ermita de Sant Miquel de Valmanya; 14 km en total (que sufrieron nuestras espaldas) y 430 m de desnivel.
El problema básico es que la noche anterior hubo un poco (bueno, bastante) juerga, además de un partido de esos de la mitad contra la otra mitad, lo que unido al poco entrenamiento desde agosto, hace que nuestras piernas acusen el peso de la inactividad, al que ayuda los 10.5 kg extra de Asier en la espalda. ¡Menos mal que siempre aparece nuestro amigo Janko Espartaco para echarnos una mano cuando las fuerzas flaquean!
La excursión es bastante bonita, desarrollándose entre sendero boscoso y cómoda pista, sin apenas dificultades exceptuando un par de repechones que te hacen maldecir el Ruavieja y las castañas, pero que sirven para sudar de lo lindo limpiando nuestro organismo de toxinas etílicas.
Lo mejor de todo es que Asier se lo pasó pipa en su mochila y aguantó perfectamente el recorrido, echándose una cabezada y todo a medio camino, por lo que se abre la veda de excursiones huevo kinder durante un tiempo para seguir disfrutando de la naturaleza que tanto nos gusta.
Luego, al llegar de nuevo a la casa, una cerveza y unas olivas nos hicieron recuperar la sonrisa y el aliento.