Bonita visita que se puede complementar con el paseo por la Rambla Barrachina por su proximidad.
Visitar Teruel en Semana Santa implica que te vas a dar una inflera de tambor quieras o no, y es que las tamborinadas son famosas en toda la zona. Además tiene el encanto de las capitales de provincia pequeñas, que se pueden pasear en relativamente poco tiempo, que tienen un conjunto monumental concentrado en poco espacio, y una vida espectacular.
Por encima de todo, Teruel destaca por su arquitectura mudéjar, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, y que tiene sus máximos exponentes en la la catedral de Santa María de Mediavilla, la torre e iglesia de San Pedro, la torre de la iglesia de San Martín y la torre de la iglesia del Salvador.
Otro de los atractivos de la ciudad es el Mausoleo de los Amates, dedicados a la famosa leyenda de los Amates de Teurel.
En el paseo por el centro, tampoco puede faltar la visita a la Plaza del Torico, coronada por la fuente del mismo nombre, con el animalillo allá en lo alto; centro de reunión para el cañeo de locales y visitantes.
El resto, callejear con tranquilidad por su centro histórico, disfrutando de la bien conservada arquitectura, los restos de la muralla y los edificios más emblemáticos.