Hoy toca visita a Cartagena, ciudad “con más de 3.000 años de historia, Cartagena ha sido escenario de algunos de los pasajes más increíbles de la historia. Hoy, esta ciudad púnica, romana, militar y modernista ofrece tantas cosas que ver y que hacer que no es de extrañar que sea uno de los destinos más seductores del Mediterráneo”. O por lo menos eso reza la web de turismo de la ciudad.
Realmente Cartagena es una ciudad plagada de historia, rodeada por cinco colinas y plagada de atractivos turísticos en el que destaca sin lugar a dudas su Teatro Romano, construido por el emperador Augusto en el siglo I a.C y que curiosamente no fue descubierto hasta el año 1990.
En primer lugar subimos al Castillo de la Concepción, por medio del ascensor panorámico que te deja unas hermosas vistas del casco antiguo y de paso te ahorra una buena subida (el calor apreta) hasta el Parque Torres, donde se ubica la fortaleza.
Bajamos de nuevo y paseamos por la bonita muralla y el puerto, aunque para poder contemplarla en todo su esplendor es necesario o bien irse mar adentro, o buscar alguna perspectiva desde las afueras que nos aporte mayor amplitud.
Nos introducimos de lleno en el núcleo histórico para visitar el Teatro Romano, oculto entre las construcciones de la propia ciudad hasta los noventa, algo que deja te estupefacto y cuya historia se puede leer en la web del monumento.

Teatro romano de Cartagena
Tras la visita, callejeamos hasta subir al parque del Molino, desde donde se puede ver el barrio romano oculto también durante siglos y que gracias a las excavaciones de 2008 y 2009 en la ladera sur de la colina del Molinete, permitieron sacar a la luz una manzana completa de la Cartagena romana. Estaba formada por dos edificaciones: un complejo termal del siglo I d.C. y un edificio destinado a celebrar banquetes de carácter religioso, el edificio del atrio, datado a finales del siglo I a.C. Acabada la visita al centro históricos nos vamos hasta Cabo de Palos, ubicado en la entrada de la famosa Manga del Mar Menor, una de las atrocidades macroturísticas del destino sol y playa que crecieron sin control tras los años sesenta y que destruyeron por completo uno de los parajes que podrían haber sido realmente espectaculares si se hubiese tenido algo más de cabeza y conciencia.

Faro de Cabo de Palos
Desde el faro paseamos un tramo por el GR92 esperando ver en algún momento “El Arco del Rey”, para quitarnos el mal gusto de tanto mastodonte de cemento, pero que por desgracia no conseguimos ver.