El viernes, a la espera de que llegaran los primos de Mel, nos fuimos a una de mis escuelas favoritas de escalada: Els Sacs, en Benasque. Ya era importante para mí, pues fue el lugar donde encadené mi primer 6b a vista, pero tras el puente, lleva el camino de convertirse en emblemática! Un día de estos me hago un tatu en el caparazón: Amor de Sacs!!!!
El tiempo es espléndido, demasiado calor incluso, y es un punto escalar con crema solar factor 30 (soy el prototipo ideal de tortuga con cáncer de concha) y a tu espalda las pistas de Cerler nevadas. La roca estaba en su punto y la escuela prácticamente desierta. Una gozada que se complemento con los siguientes encadenamientos:
- Veranillo (V): pa’calentar
- Guarrindonga (V+): pa’seguir calentando
- El demente del gerente (6b+): mi primer encadenamiento a vista en este grado. Placa vertical con buena presa, pasos técnicos pero no duros y abundancia de presas laterales. Vamos!, que si me hago yo mismo la vía a escarpa y martillo, no me la puedo hacer más adecuada a mis aptitudes. Alegría pa’l cuerpo!
- Chinchin (6b): PLACA, PLACA, con mayúsculas. Salida de repechón con canto para continuar en placa tumbada sin presas estilo granito. Puro equilibrio y juego de pies para ir subiendo poquito a poquito, paso crítico donde casi me voy antes de un canto gigante lateral para llegar a la cadena. Me gano la birra a yemas (porque pulso, lo que se dice a pulso, pues no!).
- La chorrera (6a): larga vía disfrutona y con mucho canto, que relaja bastante. Una laja a mitad de vía que tiene todos los números de que no esté la próxima vez que vuelva (mucho ojito!) le pone un poco de intensidad a la vía. Pim–pam hasta arriba. Muy aconsejable.
Y hasta aquí los encadenamientos del día. El calor aprieta, el hambre aún más, y la ilusión óptica de una lata de cerveza subiendo el quinto de al lado, me convence que es hora de volvernos para casa, después de una jornada triunfante junto a mi Mel, que se convierte así en mi aseguradora fetiche!
El sábado hay que subir a San Martín, pero nos queda tiempo para ir con Mel y Javier a apretarle un rato a La Foradada antes de dedicarse a ese arduo trabajo que consiste en comer cordero y beber vino hasta perder el sentido.
Llegamos a la solitaria pared y empezamos a meterle a los quintos para que Javier le quite el polvo a sus gatos. El tiempo apremia y debemos volver, para acabar la minijornada le meto caña a otro de mis objetivos pendientes la vía Nº 24 (6b), la cual había intentado encadenar en dos ocasiones sin conseguirlo. Sale sin problemas y me voy muy contento para la ermita.
El resto de la jornada genial: risas y buen manjar en muy buena compañía para completar el día y el domingo regresamos temprano para poder felicitar a nuestras respectivas mamás en su día.
Y como último decir que fuimos dos a Morillo pero volvimos tres! Esta monada de aquí nos acompañó de regreso para instalarse en su nuevo hogar con Jan. Ni que decir que es una monada, juguetón y salvaje y un trepa de cuidado, pues se subía por el pantalón hasta tus brazos que daba gusto. Disfruta de él Espartako!!!!