Roca de Sareny

Excursión circular por el menospreciado Parc de San Llorenç, tan cerca de nosotros y tan desconocido.
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Iniciamos  el itinerario, bajo un cielo amenazador, en La Muntada y ascendemos por un pequeño corriol, a ratos suavemente, a ratos con una pronunciada pendiente hacia el Castell de Pere, situado en un estratégico enclave en el que se domina toda la Vall d’Horta. Sorprende siempre que uno se para a pensar que estos remotos lugares estaban habitados no hace tanto tiempo.
Tras echar una ojeada al valle, y entre claros y nubes, avanzamos en dirección a la Roca Sareny, uno de los 100 Cims y nuestro objetivo principal. Seguimos el track y los palos indicadores y la curiosidad nos pica por unos indicadores que señalan una tumba megalítica. Pese a desviarnos un poco de nuestro camino, llegamos a la curiosa tumba, de la que nada más quedan unos simples peñascos que, verdaderamente, defraudan un poco.

Seguimos con nuestra ruta, a través de un denso sotobosque en plena fase de repoblación, el que entre los evidentes restos del fuego de hace una década, algún superviviente, con su base socarrimada, se mantiene en pie, habiendo superado aquella tragedia y, con los primeros brotes a la vista, en la incipiente primavera.
Nos liamos un poco a la hora de buscar el camino de subida al cim, pues hemos llegado por la tumba y no vemos el camino directo que sube desde esa vertiente. Al ascender por el costado más evidente, podemos crestear por la cima, con excelentes vistas.

Desde la cima, vemos el pequeño sendero que baja por el lado en el que estamos, así que bajamos para evitar tener que hacer todo el rodeo de nuevo. La bajada es un poco empinada, pero no complicada. Una vez abajo, vemos la vertiente por la que hemos descendido. Parece imposible!
A partir de aquí, enlazamos con un camino más conocido, el que por Els Emprius baja a La Font de Llor. Es un camino muy chulo aunque la bajada hasta la fuente hay que hacerla con cuidado; está muy mojado y es fácil darse un buen resbalón.
Ahora, el clima ha mejorado bastante y, en un ratito de sol, captamos está excelente vista.
 
Llegamos a la fuente, que desbordada por las lluvias de este invierno, presenta un aspecto impresionante. Un traguito de agua y para el coche, que al mediodía tenemos que estar en casa.
Unas cervecitas y a disfrutar del resto de día.

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