Llegamos al final de nuestro viaje y, además de la pena por dejar este maravilloso país y el fin de las vacaciones, hay que añadir que Auckland es realmente una ciudad que ofrece pocos atractivos comparados con todo lo que hemos visto ya.
La zona más interesante se encuentra en el puerto y poco más que tiendas y un modesto skyline nos ofrece. Además nos despedimos con un día bastante gris y feo, que no ayuda para nada a aumentar nuestra afinidad por la capital.
Paseamos por algún parque bonito y la zona de la universidad, pero para nosotros, que más que nada vinimos a Nueva Zelanda a disfrutar de su naturaleza, la visita no nos llena especialmente.
Y así nos despedimos de un viaje maravilloso que perdurará por siempre en nuestros recuerdos. El único pero: no vimos a ningún pingüino! Que hi farem!