Ficha
Km inicial: 2313 Km final: 2709 Trayecto: 396 km
Despertamos con un buen día en Queenstown. Hoy nos espera una buena subidita a pie para llegar al skyline de la ciudad, así que nos preparamos como leones para afrontarlo con un estupendo desayuno que haría que cualquier dietista se llevara las manos a la cabeza. ¡Fue duro, Ferran, pero lo conseguimos!
Hemos decidido subir andando, pues los precios del teleférico son una pasada y, además, el camino es bastante bonito y tampoco muy largo.
En cosa de una hora estamos en el área de recreo del Skyline, base de un sinfín de atracciones para toda la familia: parapente, tirolina, descenso de carricoches, etc… Además, es un punto del que parten numerosas excursiones largas a través de las montañas, por lo que aún podemos ver a algún mochilero preparado para acampar por ahí.
Disfrutamos de las hermosas vistas y de un expreso de verdad (¡gracias!) bajamos de nuevo al pueblo, con la intención de partir hacia Franz Josef, pues no nos interesa esquiar y Queenstown parece Portal del Ángel en rebajas. La idea es quedarnos cerca de la zona para ir mañana a los glaciales.
Tomamos una carretera alpina, el paso de Cardrona, que en un plis nos aleja del bullicio de la ciudad y nos devuelve la tranquilidad y los fantásticos paisajes que hemos venido a buscar.
El tema está en que nos despistamos con la gasofa y, cuando nos damos cuenta, nos queda apenas 1/4 de depósito. Teniendo en cuenta que la calefacción funciona con diésel, no nos parece buena idea quedarnos a dormir y encontrarnos al día siguiente con el depósito vacío, así que vamos tirando, caída ya la noche, a la caza de una gasolinera.
Desde Haast no vemos nada parecido y la aguja desciende peligrosamente. Por suerte estamos a 52 km de Fox Glacier, por lo que parece que el tema está solventado. Llegamos de noche al pueblo y resulta que la gasolinera está cerrada por obras o algo así. ¡A tomar por c*** va la bicicleta!
Maldiciendo nuestra suerte, nos lanzamos a por los 23 kms de curvas cerradas y carretera estrecha que separan Fox Glacier de Franz Josef, rezando para que no se nos pare el chisme en mitad de la carreterucha. Finalmente logramos llegar y llenamos el depósito a tope; ¡130 NZ$, para que no se nos queje!
Ya más tranquilos, vemos que es imposible acampar en una zona libre por aquí. Como ya hemos tentado a la suerte en Milford, no queremos acampar de nuevo de estranjis, así que nos metemos en el Top 10 del pueblo; algo más barato que de costumbre, pero también algo más cutrillo.
Con la tontería nos dan las doce de la noche escribiendo estas líneas. ¡Bona nit, que mañana espera un día interesante!