Hay quien nunca aprende y, por más que se lo adviertan, vuelven siempre a las andadas. Y los hay que, por más que lo intenten, pase lo que pase, vuelve a las trepadas. Tras la llegada de un hijo, un accidente de motosierra que dejó un tendón seccionado y otro dedo a medio trinchar, la extracción de un tumor benigno en el nervio periférico de la parte trasera de la rodilla y un principio de hombro congelado, parecía que la Tortuga y la Escalada habían puesto fin a su irregular idilio. Pero como es bien sabido, la cabra tira pa’l monte…. y por evolución darwiniana, la Tortuga también!!
Así que, prácticamente 5 años después de nuestra última jornada de escalada propiamente dicha… Volvemos a encordarnos, colocarnos los pies de gato y desempolvar nuestra vieja cuerda del armario. Ponemos rumbo a nuestra querida Montserrat y nos platamos en el Jardinet, una de las zonas más adecuadas para la iniciación (y el reencuentro) por sus vías fáciles.
Y esto como era que se hacía….
Además teníamos dos alicientes: uno llevar a Lau a su estreno con la roca para ver si así nos dejaba tranquilos de una vez por todas. ¡Hala, ya has escalado! Y llevar a nuestro peque, para que con 5 añitos también tuviese la oportunidad de probar esas cosas raras que hace el papa.
Hay cosas que nunca cambian y que la edad suele acentuar, así que me ha costado un poco encontrar la zona, pues me he desviado un poco a la derecha y, para no perder la costumbre, he acabado donde no era. Pero bueno, siempre encuentras a alguien que te echa un cable.
El Jardinet suele ser una zona muy concurrida, por lo que yo me esperaba un montón de gente en su base, pero hemos tenido una suerte loca y solo había un grupito que en seguida nos han dejado libres los IV, y además no han tardado mucho en irse, por lo que (aunque parezca mentira) nos hemos quedado solos en el sector.
Así que manos a la obra nos hemos puesto con la primera vía:
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- Cama de Perdiu (IV): empezamos por esta vía al ser la primera que queda libre. Empezamos a coger un poco de confianza cuando a mitad de vía tiene nos encontramos un pasito un poco raro, pero que sale sin problemas, dejando una sensación un poco rara por eso.Aquí encordamos a Lau, tras las típicas explicaciones a las que, como se puede ver en esta foto, nadie hace ni caso las primeras veces: pega el pecho a la roca (todo el culete para fuera); haz fuerza en las piernas, se escala con los pies (Raúl… tengo los brazos reventados); tirate para atrás para bajar que sino te vas a dejar las rodillas en la pared (ésto no lo hizo mal).Prueba superada!!
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- Orella d’ós (IV): escalar, como el rascar, todo es empezar. Es una vía más evidente que sale mucho mejor. Lau la prueba y también sube sin problemas.Aquí aprovechamos para encordar a Asier, a ver que le parece esto de la escalada. La emoción hace que empiece a subir como una moto para arriba, pero cuando lo freno para enseñarle como bajar, se da cuenta de lo lejos que está el suelo, las tornas cambian, y bastante trabajo tengo para poder bajarlo los pocos metros que llegó a subir.Bueno, poquito a poquito a ver si lo logramos engañar.
- Dent de Lleó (IV): sencilla y sin problemas; vas haciendo y ya.
Con esta vía acabamos la jornada. Me hubiese gustado probar el V de la esquina, pero empezaba a hacer calor y el peque ya estaba un poco agobiado, así que recogemos y nos vamos a Collbató, contentos por una corta pero emotiva jornada.
Esperemos que sea el principio de un bonito retorno.