Bretaña y Normadía 2015 – Día 5: Eu – Le Tréport – Dieppe

Iniciamos nuestro recorrido por la costa normanda visitando el binomio Eu – Le Tréport, la primera ciudad aristocrática, con numerosas casas nobles muy cuidadas y un bullicio de gentes que pasean por sus comercios y rodeada de bosque. Mientras, Le Tréport es una ciudad pintoresca ciudad costera rodeada de acantilados blancos.

Le Château d’Eu

Llegamos a Eu en día de mercado, lo que hace que muchas de las casas y las calles del centro pierdan gran parte de su encanto, pues las paradas de los comerciantes transforman por completo el paisaje. No obstante es un buen lugar para comprar productos caseros: mermeladas, conservas en vinagre, verduras frescas de la zona…

Collegiale Notre-Dame et Saint-Laurent O’Toole

Aunque los edificios están muy cuidados y el paseo por el centro es muy chulo, la cantidad de puestos nos impiden disfrutar del lugar como hubiésemos querido, no taramos mucho en movernos hacia Le Tréport.

Eu – Arquitectura típica.

Le Tréport es un encantador pueblo pesquero, muy animado por sus bonitas playas y su pequeño centro urbano, en el que hay mucha menos gente de la que uno espera encontrar, lo que hace que la visita sea tranquila y se disfrute caminando por sus calles, sin agobios ni aglomeraciones.

Sin duda, el principal atractivo de Le Tréport está en sus playas y los acantilados que la enmarcan, de hermosa piedra blanca.

Acostumbrados al litoral mediterráneo, sorprende poder pasear por una zona así de espectacular, prácticamente desierta, con apenas unas decenas de veraneantes que caminaban recogiendo conchas y jugando con los pequeños en la orilla de la playa.

Sin duda, es un lugar que se presta a una foto de pies-en-arena. Aquí podemos comprobar que el agua está muy fresquita aunque sea pleno agosto.

Otro de los atractivos que tiene el lugar es el funicular, que de manera gratuita y en pocos minutos te da acceso a la cima de los acantilados, desde donde poder observar toda una vista panorámica de Le Tréport desde las alturas. ¡Todo un acierto!

Para acabar nuestra visita a Le Tréport, caminamos por su pequeño y alargado centro, repleto de bonitos edificios, restaurantes (bastante más económicos que en otros pueblos costeros), heladerías y pequeños comercios locales, todo con un aire muy relajado.

 Quizás el edificio más imponente sea la iglesia de Saint Jacques, visible a lo largo de gran parte del paseo marítimo, que sobresale en la zona alta de la villa.

Acabamos nuestro paseo con un rico helado y ponemos rumbo al final de etapa del día: Dieppe. La primera ciudad costera de Francia tiene un animado paseo y un bullicioso centro urbano, lejos del recogimiento que hacía gala Le Tréport, lo que para nosotros le quita un poco de encanto.

Cada dos años se celebra en sus playas uno de los festivales de cometas más importantes de Europa, aunque nosotros no vimos apenas rastro de tal afición.

Al igual que sus vecinas, los blancos acantilados están presentes, aunque quedan un poco más alejados, por lo que no fuimos a verlos más de cerca.

El centro no es muy pintoresco tampoco, no habiendo la cantidad de edificios bonitos y singulares de los que hacían gala las anteriores visitas.

Otro de los atractivos de la localidad es su famoso Castillo-Museo, situado a 30 m de altura, sobre los acantilados, en el lugar donde se supone debía existir algún tipo de fortificación anterior y que se ha ido modificando a medida que el tiempo pasaba y cambiaba su utilidad.

Echamos un vistazo a la estructura exterior del conjunto, pues ya está cerrado al público.

Y hasta aquí nuestro periplo por estas tres ciudades; de las que sin duda nos quedamos por su belleza y tranquilidad con Le Tréport.

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