Balcanes 2017. Día 4: Bled / Radovijica

Arrancamos hacia Bled, una de las localidades más turísticas de la zona por su espectacular lago de aguas turquesas, con su isla en medio y su peña coronada por su castillo. Sin duda, una de las postales más típicas de Eslovenia.

 Lago Bled

Una vez en el lago aprovechamos para darnos un buen baño. La temperatura del agua es fantástica y pese a la ingente cantidad de agua no está para nada fría.

¿Nos metemos o no?

Venga, vamos para adentro!

Una vez fresquitos nos deleitamos con las vistas del lago, su isla y su castillo. Aprovechando para hacer un tentempié y así poder irnos con la barriga llega a nuestra próxima parada, la cercana Radovijica.

Radovijica tiene un pequeño pero espectacular centro histórico muy bien conservado y al que sin duda merece la pena visitar.

Entramos en el museo de la miel, que tiene en su interior una colmena con ventanales para poder ver a estos increíbles bichitos en plena acción, con una rampa de acceso al exterior para que realicen sus provechosas funciones de polinización y ver a los integrantes de la comunidad en acción.

El pueblo, pese a su tamaño, tiene uno de los festivales más famosos de música clásica de toda Europa, pero aún no había empezado para cuando lo visitamos, aunque tenemos suerte y esa noche hay un concierto de Big Band y puestos callejeros de comida típica y cerveza.

Comemos algo y nos volvemos para el camping, ya que tenemos bastante carretera de vuelta, con la pena no haber podido ver el concierto.

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